El bruxismo es el hábito inconsciente que comporta una fricción de los dientes durante la noche o el día. A menudo está vinculado con situaciones que requieren una gran concentración, preocupaciones, estrés, ansiedad, etc.
En algunos casos el bruxismo es debido al hecho que los dientes superiores e inferiores no están correctamente alineados y hay una mala oclusión. La ortodoncia puede ser una de las soluciones que el odontólogo especialista le puede recomendar.
En ocasiones se debe a algún trastorno del sueño. El consumo de alcohol y cafeína puede agravar esta condición: por ello siempre recomendamos la moderación del consumo.
La consecuencia del bruxismo es el deterioramiento de las funciones del aparato masticador, en especial, sobre la articulación que conecta la mandíbula con el hueso del cráneo (articulación temporomandibular o ATM). Salvo en el momento de masticar o tragar, nuestros dientes no deberían estar en contacto. Si esto sucede con frecuencia, sometemos todo el aparato masticador a un sobreesfuerzo que, poco a poco, lo va deteriorando. Los músculos de la cara, los del cuello y todos los que rodean los maxilares quedan contracturados, la articulación de la mandíbula se desgasta, los dientes soportan fuerzas desmesuradas y ajenas a su función, las encías sufren por una deficiente circulación sanguínea y, consecuentemente, todo el sistema se desequilibra.
Algunos de los principales síntomas asociados al bruxismo son los siguientes:
- Ruidos al abrir y cerrar la boca
- Dolor en la mandíbula o ensanchamiento del rostro por un agrandamiento de los músculos
- Aumento de la sensibilidad en los dientes y encías
- Desgaste del esmalte dental
- Maloclusión dental
- Dolor de cabeza y dolor en las cervicales y trapecio
- Malestar o molestias en la zona bucal al levantarse por las mañanas
- Ruidos durante la noche al fregar los dientes
- Rotura de algún diente o muela o caída de fundas y empastes
- Se muerde la lengua con frecuencia
- Movilidad en los dientes
- Dolor de oido o acúfenos
- Ronquidos o roncopatía
La clave para disminuir los efectos de estos trastornos neurofisiológicos será el diagnostico precoz. La evolución estará en función del tiempo de instauración del hábito, del desgaste dental i de los otros síntomas asociados. Para obtener un diagnostico y tratamiento adecuados el odontólogo especialista en ATM debe realizar un completo estudio del paciente a tratar y en muchos casos es imprescindible la colaboración con otros profesionales, como el otorrinolaringólogo, el fisioterapeuta, el reumatólogo o el psicólogo.
El tratamiento más utilizado para el bruxismo son las férulas oclusales o placas de descarga. Estos aparatos están elaborados con un material plástico transparente, que, según cada caso, se coloca a nivel de la arcada superior o inferior. Es imprescindible un completo estudio previo a la realización de la férula para obtener el diagnóstico y tratamiento recomendado para cada caso.
Al mismo tiempo, a menudo, es importante realizar algunos cambios en la alimentación, ejercicios, fisioterapia, técnicas de relajación y, en determinados casos, es necesaria la ayuda de la psicoterapia o tratamiento farmacológico.
Disfunción temporomandibular
La articulación temporomandibular o ATM es la articulación que permite los movimientos de la mandíbula. La disfunción temporomandibular es una alteración de las estructuras que integran el ATM. Hay múltiples factores que pueden contribuir en provocar la disfunción temporomandibular, como es la predisposición genética, las maloclusiones dentales, el bruxismo, hábitos posturales, alteraciones del sueño, entre otras. Las causas de estas disfunciones son diversas, pero siempre están relacionadas con los componentes del sistema masticatorio: los músculos, los dientes y la articulación temporomandibular.
La mejor prevención para la disfunción temporomandibular es el control de los factores que la provocan. Los tratamientos más adecuados a realizar los debe indicar el odontólogo especializado en ATM después de un preciso estudio, con el correspondiente diagnóstico. Algunos de estos tratamientos pueden ser: tratamientos de ortodoncia en casos de mal oclusiones dentales, placas de descarga para el bruxismo, modificar los hábitos posturales, aparatos intraorales para tratar las alteraciones del sueño, etc.
El dolor orofacial es el resultado de un impulso doloroso, provocado por lesiones en la boca y en la cara, que es enviado al cerebro por una vía común: el nervio trigémino. El dolor neuropático orofacial se produce como consecuencia de un daño o trastorno en el sistema nervioso debido a traumatismos, trastornos del metabolismo, deficiencias nutricionales, cáncer, artritis, infecciones, infarto o lesiones cerebrales, esclerosis múltiple, tumores u otras causas.
Los síntomas del dolor neuropático orofacial se describen habitualmente como un dolor punzante, ardiente o similar a una descarga eléctrica. Algunos de los síntomas más frecuentes son: dolor generado por alguna cosa que normalmente no provoca dolor, dolor que persiste después de eliminar la causa del dolor, sensaciones anormales y desagradables descritas como hormigueos y pinchazos con agujas, etc. Los síntomas pueden cambiar con el paso del tiempo y pueden ser diferentes en dos pacientes con la misma enfermedad.
El odontólogo especializado en dolor orofacial, después de un estudio y un diagnóstico indicará el tratamiento más adecuado para cada paciente. El tratamiento principal es de carácter farmacológico, reservándose otros tratamientos más agresivos, como la neurocirugía, para los casos en que con el tratamiento farmacológico no se obtienen resultados satisfactorios.